La experiencia del cliente en los emprendimientos venezolanos en Chile
Anoche quise probar por primera vez la comida de un restaurante venezolano que tiene muy poco tiempo en el mercado y está funcionando, por ahora, solo bajo la figura de delivery. Sin embargo, tuve una experiencia tan mala que me motivó a escribir sobre este tema que tenía rato dando vueltas en mi cabeza.
Supongo que lo primero que querrán saber es cuál es ese emprendimiento del que hablo, pero aquí el punto no es señalar ni juzgar a una empresa en específico (porque estoy seguro que ellos se esfuerzan en dar lo mejor de sí mismos y si tienen un negocio, lo más lógico es que quieran surgir), sino mirar un panorama más amplio que abarque a todos estos negocios emergentes que caen, en mi opinión, en el mismo error de menospreciar un elemento clave: la experiencia del cliente.
LA VIVENCIA QUE ME MOTIVÓ A ESCRIBIR ESTE ARTÍCULO
El primer contacto que tuve con esta empresa (hace un par de semanas) fue para preguntarles si hacían envíos a mi zona y me dijeron que normalmente no porque queda fuera del rango de alcance del delivery, pero que harían una excepción conmigo (lo cual me hizo sentir muy bien y les agradecí por ello).
Luego tuve un primer intento de hacer un pedido que no prosperó porque esa noche me dijeron que se les había terminado la comida, lo que causó mucho más interés en mí porque pensé que para tener tanto movimiento, tenía que tratarse de un gran producto.
En mi segundo intento (anoche), les escribí nuevamente por Whatsapp (que es su único medio de contacto) para preguntarles si estaban recibiendo pedidos y me di cuenta que, por más que estaban online, no leían mi mensaje. Me pareció raro, así que insistí 10 minutos después y allí si me contestaron, enviándome las imágenes con el menú y de inmediato aclarándome que uno de los precios que aparecía allí no era correcto, sino que en realidad era otro monto.
Hice mi elección y les escribí un solo mensaje con el detalle de la comida, la bebida y la dirección de entrega. Luego les pedí los datos de su cuenta bancaria para hacerles una transferencia y me responden que no hacen entregas para esa zona porque está fuera del rango de alcance, así que les recordé con una captura de pantalla lo que habíamos conversado hacía dos semanas y me dijeron “Discúlpame, el pedido tomará 35 minutos”.
Luego me indican el monto total que debo transferir y calculando me di cuenta que el costo del delivery era 5.000 pesos, (igual al costo de un Uber hasta acá y más del doble que el precio más alto que he pagado por un servicio de delivery, que hasta ahora habían sido 2.000 pesos). Les dije que me parecía muy caro, sin embargo, era solo un comentario porque igual les hice la transferencia de inmediato por el monto completo.
Finalmente, el pedido llegó 1 hora y 15 minutos después (40 minutos más que lo prometido) y, no obstante, uno de los dos productos que pedí estaba equivocado. Ya en este punto estaba frustrado y les escribí muy respetuosamente que me habían enviado un producto que no era, pero la gota que derramó el vaso fue su respuesta:
¿En serio?
¿IGUAL ES BUENA TE LA RECOMIENDO?
Allí entendí que no tenía ningún sentido esperar algo de ellos y les dije, a manera de crítica constructiva, que debían prestarle más atención a la calidad de su servicio al cliente, que hasta ahora había tenido una pésima experiencia pero que igual les deseaba lo mejor en su emprendimiento como venezolanos que son.
MÁS ALLÁ DE ESTA EXPERIENCIA
Muchos podrán decirme que este es un negocio que va empezando, que cualquiera se puede equivocar, que todos somos humanos o que seguramente la mayoría de las experiencias de sus clientes son positivas y no debería tomar únicamente esta mala para medirlos… ¿Saben qué? Tienen razón y estoy de acuerdo con ustedes… Todo nuevo negocio debe ir aprendiendo de sus errores e identificando oportunidades de mejora en sus procesos, pero ¿Qué pasa cuando el negocio ya no es nuevo sino que esos mismos errores se vienen arrastrando por meses y esa identificación de oportunidades de mejora nunca se transforma en algo tangible?
Y este es mi verdadero punto…
Hay restaurantes venezolanos que iniciaron con la modalidad delivery para ahorrar costos y que gracias a sudor y esfuerzo pueden ahora estar instalados en un local, pero por más que siguen pasando los días, hay uno de ellos, por ejemplo, que sigue sin tener un punto de venta para pagar con tarjeta sino que en el librito donde te llevan la cuenta están los datos de la cuenta bancaria para que les hagas una transferencia (que después tienes que esperar que verifiquen para poder irte del local). Ojo, ese restaurante siempre está lleno, la comida es buenísima, me encanta, pero siempre que considero ir para allá se genera en mi mente una lucha interna sobre si quiero pasar por esa incomodidad o si es mejor ir a otro lado.
No solo pasa en el rubro de los alimentos… También pasa en otros como en el cambio de moneda, eventos o en servicios de encomienda, que uno experimenta o tiene personas cercanas que experimentan malos ratos relacionados directamente con el servicio al cliente.
LA EXPERIENCIA DEL CLIENTE
Este término lleva rato siendo el foco principal de las grandes empresas porque de él depende mucho el éxito (o no) de un negocio.
Cada vez que yo interactúo con una marca estoy teniendo una experiencia, así la marca esté consciente o no de ello.
Por eso, si yo voy a buscar en Facebook el horario de un restaurant y no lo encuentro, pues empezamos con mal pie. Lo mismo para un número de contacto o para conocer la dirección exacta. En estos casos, aún sin haberse enterado que yo estoy interesado en ella y sin tener “derecho a réplica”, ya tiene un punto en contra en la relación.
También, si la marca ha decidido que su atención será única y exclusivamente vía Whatsapp, lo menos que uno espera es que respondan oportunamente y no que haya que insistir para rogar por atención (esto pasó mucho en navidad, cuando estábamos buscando proveedor para la cena del 24 y el 31).
En los eventos, por ejemplo… 2015 y 2016, perfectos, no recuerdo ningún caso negativo… Pero en 2017 hubo varios que tuvieron retrasos considerables y, peor aún, eventos para los que vendieron entradas y al final no se dieron, como si se tratara de un experimento sin importancia.
Yo NO soy de los que piensa que “el cliente siempre tiene la razón”, soy de los que piensa que el cliente siempre debe tener una experiencia positiva, tenga o no la razón, cosa que es muy distinta.
Una vez fui a un sitio venezolano y pedí un plato con pernil… Al rato vuelve el garzón y me dice que el producto que yo pedí no me lo podían vender porque el pernil estaba separado en porciones que correspondían a otro producto. Para que me entiendan, es como ir a un sitio y pedir una arepa con carne mechada y te digan que no te la pueden vender porque la carne mechada que hay es para panes, no para arepas.
Esto no tiene otro nombre que menospreciar la importancia de la experiencia del cliente.
Cuando veo estos locales llenos incluso con los obstáculos para pagar, los eventos vendiéndose incluso de productoras con mala reputación, encomiendas saliendo semanalmente incluso con reclamos graves hacia esa empresa, me preocupa que detrás de todo sus dueños estén viviendo la filosofía de “como hay suficiente público venezolano, si uno se va, vendrá otro”. Eso sería lo peor que nos puede pasar como clientes, porque estaríamos condenados a un servicio mediocre, estancado en lo básico y sin valores agregados.
CONCLUSIÓN
Afortunadamente, así como hay casos negativos, también los hay positivos. Marcas venezolanas que son un ejemplo y se destacan, que tienen muy pocos problemas al lado de la cantidad de aciertos y buenas prácticas que conforman su filosofía.
Siempre que sale el tema, señalo a Mogambo Burger & Grill como símbolo de excelencia desde todo punto de vista (y que conste que hasta el momento ellos nunca me han pagado por publicidad, solo soy una persona que tiene criterio y me gusta celebrar lo bueno) y así como ellos, hay muchas otras marcas que hacen un extraordinario trabajo día a día: Venezolanos en Chile, Gastroeventos, Transportes Maracay, Cecilia Castro, El Vinotinto, Allegro Caracas, Garage 0276, John La Market, etc.
Me gusta que mis artículos, que en ocasiones pueden estar cargados de opiniones “fuertes”, causen al final un efecto positivo. Mi mayor deseo es que la colonia venezolana en Chile sea un ejemplo a seguir, se mire por donde se mire, por eso quisiera que todos estos emprendedores que hoy tienen grandes oportunidades de mejora, al menos las identifiquen y estén conscientes que tarde o temprano, si un cliente tiene una experiencia amarga en su interacción con la marca, la va a dejar de lado y la sustituirá por otra donde sí se sienta a gusto.
También es importante entender que todos estamos en nuestro derecho (y yo diría que es hasta un deber) de hacerle saber a una marca cuando algo que hagan vaya en contra de lo que uno espera como cliente, siempre y cuando se haga con respeto. Así lo he hecho yo cada vez que me ha tocado y quiero pensar que ha sido bien recibido.
Por último, quiero compartir con ustedes una meta personal que tengo y que lucharé por lograr en el mediano plazo: quiero tener un restaurante donde aplicar todo esto que les he contado y muchas cosas más, un lugar de encuentro para la comunidad venezolana en el que todos sean tratados como reyes y que sirva como plataforma para impulsar otros emprendimientos también… Espero contar con ustedes cuando llegue el momento… Ya lo dije, ahora tengo que cumplirlo 🙂
Hola Jorge y todos los lectores del blog, lamentablemente esta situación es algo que segun mi perspectiva se repite en varios lugares, en lo personal he preferido callar y optar por no consumir en locales de compatriotas. He evitado hacer algunos comentarios para evitar que digan que entre venezolanos se echa Pa*a o que el venezolano le tira al otro. Pero como no reclamar cuando recibes una mala atención, demora y algunas otras inconformidades. A veces pienso que esto sucede porque algunas de las personas que trabajan en esos lugares están haciendo algo diferente a lo que estudiaron y por eso lo hacen de mala gana, pero los consumidores no tenemos la culpa. Ademas que un consumidor mal atendido se encargara de transmitir su experiencia a varias personas,
Sin embargo es como tu dices, existen experiencias positivas de las cuales no hay nada que decir. Solo deseo que los que lo estan haciendo bien continuen haciendo asi y mucho mejor, y los que no lo estan haciendo bien tomen en cuentan las criticas constructivas y mejoren.
Saludos.
amigo jorge…. llevo muchos días leyendo y buscando toda clase de información acerca de Santiago de Chile y en un vídeo de youtube vi una mención a tu blog y aquí estoy. lo felicito y le agradezco toda la información compartida.
te pregunto…
tienes algo que compartir acerca de los diferentes tipos de software (chilenos o no) usados por las empresas para la comercialización de sus productos, bien sea supermercados, farmacias, mini markets, simple retail o delivery, ferreterías o restaurantes? hay alguna marca líder o preferida?
yo estoy en mis últimos pasos de abandonar Venezuela con visa democrática para irme a vivir a Chile con mi familia y necesito estar al tanto de esta información.
si tu no manejases esta información, podrías indicarme donde puedo encontrar algo para leer al respecto???
Muy buen articulo, me parece muy responsable dar opinión desde el punto de vista del cliente para el emprendimiento, se entiende el esfuerzo que como Venezolano emprendedor se coloca en un negocio pero es importante siempre mantener en prioridad al cliente ya que es el punto del local OFRECER UN BUEN SERVICIO Y TENER CLIENTES FELICES QUE DE SEGURO VOLVERÁN, quiero comentar respecto a esto mi experiencia en un local muy famosos de comida Venezolana ubicado en BARRIO ITALIA cuyo nombre del local involucra la palabra “GOURMET”, de entrada parecía un local muy genuino aunque un poco descuidado (sucio) en decoración, decidir darle igual la oportunidad y entrar, partiendo recibí 4 veces “NO HAY” seguidos en mi pedido porque no tenían los productos para ofrecer lo que tenia el menú (Chile no es Venezuela donde no hay productos y como dueño de un local refleja responsabilidad tener los insumos que garanticen tener lo que se ofrece en la carta), pasando ese punto ordene técnicamente lo que tenían, los platos que trajeron a la mesa no tenían nada que ver con las reseñas que había visto en sus paginas de redes y publicad, donde era comida artesanal y gourmet prepararon el plato con productos del supermercado (NO ARTESANAL), con una presentación que dejaba muy poco que desear y nada bueno que decir del sabor, no solo la comida, hasta el jugo no estaba sin sabor ( lo llevaron caliente sin hielo en una tarde de verano con 30°), No fue una experiencia gourtmet sin embargo pague precios de locales que ofrecen productos de primera y calidad en sitios concurridos de Santiago. De esta manera concluyo que por mas apoyo que uno quiera darle a el emprendimiento Venezolano con este tipo de experiencias los clientes llevaran su dinero a locales que ofrezcan mas profesionalismo, locales así no trascienden en el tiempo, para los dueños de emprendimientos, consejo ponerse en los zapatos del consumidor y ver que espera el mismo de la experiencia en su local, porque no debería ser lo contrario, no es solo vender comida, es dar un servicio!
Excelente artículo, siempre los leo. Estoy segura que te irá muy bien! Cuando esté abierto, sin ninguna duda iré. Un abrazo.
Gracias Amayris :):)
Hola! Me encanta tu blog, siempre que lo leo tengo la impresión que nos estamos tomando un café mientras cuentas tus anecdotas, das consejos…el mensaje llega, el leguaje super claro…y me gustaría tener la oportunidad de ser socios, no sé tal vez en el resturant. Un abrazo!!
Hola Jamilet 🙂
Eso es lo que busco al escribir, conectar de esa manera… Me alegra mucho que me lo digas así 🙂
Me encuentro abierto a opciones para el restaurante, sobre todo porque necesito un inversionista 😛
Hola Jorge. Quiero q sepas q tu pagina me la recomendo un vzlano en Chile y ahora yo la estoy recomendando. Tengo planeado emigar próximamente, estoy buscando pasaje, me gusta la idea de un negocio propio. Podemos conversar si quieres en detalle lo del restaurant!
Tienes mi correo electrónico.
Qué buen post. En verdad que ya hacía falta que alguien hablara de eso. Lamentablemente son muchos los venezolanos que están llegando que te atienden de esa forma, como que en vez de brindarte un producto o un servicio, prácticamente te están haciendo un favor. Es triste, pero en Venezuela se perdió la calidad de servicio y hoy en día, se ha convertido quizás en un problema cultural o hasta generacional. Por ejemplo me pasó una experiencia similar comprando tequeños, donde los ofrecen vía Instagram, los contactas vía WhatsApp y cuando haces el pedido te dicen, tengo de todos los sabores excepto de queso. Eso no tiene sentido…
Otro ejemplo, pastelitos de queso, los que son fritos y que acá les conocen como empanadas fritas (hechos con masa fácil), si los compras a un vendedor ambulante nacional te los venden a $500, si los compras a un compatriota te los venden a $1000 o $1500. Eso me parece especulativo porque es el doble o triple, por el mismo producto.
Otra cosa más que veo que también te comentan y que es cierto, es el EXCESIVO precio de los productos venezolanos, que si bien es cierto, muchos son importados directamente en maletas de paisanos que salen quizás no con las mejores condiciones económicas y quieren venderlos acá para tratar de hacer algo de dinero, son cosas entendibles. Pero no comprendo por ejemplo el costo de productos como el Pirulin, que de hecho ahora es producido en República Dominicana y que en verdad es el doble de caro a productos similares que provienen de USA o China.
Una última reflexión que no tocaste en tu post, pero que te sugiero a futuro lo hagas puesto que quizás puedas generar conciencia, es que como era de esperarse están en auge los carritos de hamburguesas venezolanas en Santiago, es algo que hoy en día ves en cada esquina, cosa que no está mal, puesto que si cuentan con los permisos adecuados, bienvenidos sean. Sin embargo, cuando tengas la oportunidad te sugiero que pases por ese mismo sitio en los que están ubicados los carritos, pero al día siguiente y notarás que dejan las calles sucias, que no son capaces de pasar una escoba, o lavar, puesto que esa grasa se queda pegada en el piso. Puedes pasar por Arturo Prat un sábado temprano y lo verás.
Saludos.
Me gustó mucho este Post. Y quiero compartir mi desagradable experiencia con un local también de venezolano. Una amiga me recomendó un restaurante buenísimo de venezolanos ubicado en Franklin, me dijo que tenían una sazón increíble y que la comida era buena. ademas del buen ambiente y el trato con el cliente. Como para mí la mejor publicidad es la de boca en boca, decidí creerle. En diciembre este local publicó que harían hallacas. Yo dije si mi amiga ha probado varias comidas de esta gente, las hallacas deberían ser buenas. Contactamos al local, encargamos las hallacas, nos dicen que cuestan 2000 pesos, y que nos las entregarían el 24 de diciembre a las dos de la tarde. Todo iba perfecto hasta que llegamos el día y hora pautado al local. Nos dicen que las hallacas ya no cuestan 2000 sino 2500 porque les aumentaron el costo de las hojas. Claro ellos sabían que no iba a conseguir donde comprar hallacas y a esa hora menos. Yo al darme cuenta del abuso lo único que quería era dejarle las hallacas e irme. Pero como la cena familiar dependía de esas hallacas no me quise molestar pague el dinero de más y me fuí. Cuál fue mi sorpresa en la cena navideña, la hallaca no tenía nada era solo masa, con salsa de guiso. Me sentí estafada, y desde ese día mi percepción de ese local cambió y no se lo recomiendo a nadie conocido. De paso la atención por teléfono es pésima y ofrecen un delivery que nunca tienen. Yo creo que veremos nacer muchos emprendimientos, de personas con recursos, pero si no se toman el tiempo para aprender lo que implica tener un local/negocio. Sólo sobrevivirán muy pocos. No es sólo tener dinero, invertirlo y ya. Hay mucho más que eso. Saludos
Hola Jhosymar.
Muchas gracias por dejar tu experiencia acá. Se trata siempre de sacarle lo positivo a las situaciones y no de señalar/juzgar de buenas a primeras 🙂
Y ahora voy yo, jajaja
Opino igual que tú, pero creo que muchos emprendimientos son sólo para hacer dinero rápido y fácil. Hay gente que esta haciendo en Chile cosas que jamás hizo en Venezuela (como cocinar).
Me he tomado la molestia de pedir y cuanto lugar de comida venezolana existe y mis experiencias son, más o menos, regularzón y malaza…
Me acuerdo que hubo un restaurant venezolano en Merced, donde iba con los compañeros de la pega, tenía mesas afuera y mesas dentro, las cuales estaban súper mal ubicadas. Super caro, las porciones pequeñas, la presentación del plato fatal, y el sabor desagradable. Los juguitos eran de esos congelados, pero eran grandes aunque costaban 4000 pesos. Obviamente, el sitio ya no existe y ahora hay un café en su lugar. Me daba pena con mis amigos chilenos ya que los llevaba muy emocionado a ese lugar donde esperaba algo decente.
Por allí hay otro restaurant, pero de la misma tónica, por la decoración del sitio se nota que jamás han tenido un restaurante. Y menos para estar en pleno centro de Santiago.
Bajando por Baquedano, en la Vicuña Makenna, había un restaurant peruano. Chico pero muy bonito en la decoración. Como que no les fue muy bien y el puesto fue adquirido por paisanos. El solo verlo por fuera no da ganas de entrar. Entre lo más pintorezco, es que el tope de la barra era de granito cuando estaban los peruanos, pero ahora es una tabla.
Allí mismo, a pocas cuadras, hay una esquina donde un venezolano hace hamburguesas, y uno solidario pero hambriento ayuda la gente. Asco de hamburguesa, sabía a quemado. La próxima vez me voy a una sanduchería peruana y me voy a mi casa con mi guatita llena.
Pedí un delivery en las Condes, de unas arepas y mi alma, jamás había visto arepas para malas. Aunque bueno, ya supe que podría ser una arepa chorrillana.
El precio, es algo que debe medirse. Pareciera que los venezolanos que tienen esos negocios quieren aprovecharse de manera descarada de sus paisanos. El caso de Independencia me comí una arepota (no como la del Budare de la Castellana) pero decente comparada con otras que me he comido en Chile. y me salió a 4.700. Eso cuesta un menú en Santiago y es muchas veces la comida de varios días de una familia humilde en Chile.
Y de malas experiencias tengo un collar. Pero bueno, ahora las buenas experiencias:
Los locales de Barrio Italia: Merendero y Ávila. Los sitios son bonitos, los platos son proporcionados aunque no hay mucha variedad (lo cual es lógico ya que no es un mercado tan masivo). El espacio es amplio y limpio. Algo costoso si, pero vale la pena. Un sancocho, o un cochino frito, es algo que te llena el alma (y la guata también).
Hasta ahora el mejorcito me ha sido Empanadas Don 70. El sitio es bonito, bien ambientado limpio y céntrico. Porciones grandes, precio proporcional a las raciones. Quizá la chicha a 4.500 pesos es exagerado. Pero la cachapas y los patacones son inmensos. No aceptan tarjetas.
Sigo extrañando mi cachapa del budare de la Castellana, pero como me dicen mis amigos chilenos: olvídate de eso, que tu país es Chile. También extraño otras cosas, como las ensaladas japonesas: como la neptuno o la dinamita, un tartar de salmón, o un chupe. Extrañamente esos platos no los consigo en Chile a pesar de que hay tanto peruano.
Después de haber leído el post creo que llegué a la conclusión de que se convirtió en mi favorito.
Me parece super correcta la forma en la que abordas el tema con toda la objetividad y presentando detalle a detalle las oportunidades de mejora. Yo soy emprendedora desde hace varios meses (no del rubro de restaurantes) y aunque no somos perfectos y cometemos errores tampoco nos identificamos con los puntos que mencionas, creo que, al fin de cuentas, es todo un reto y responsabilidad y lo importante es no olvidarse de que antes de emprendedor, también somos clientes, y debemos darle la atención y la excelencia que querríamos recibir, sólo así, estaremos dando un aporte y un valor agregado a la comunidad.
A mi como clienta me pasó, y aprovecho para contar esto por primera vez, que hace unos meses, compré las entradas para ver un show de un reconocido comediante Venezolano acá en Santiago, para ese entonces, habían 2 tipos de entradas, la general, y la meet and greet, y el show comenzaba a las 20:30. Personalmente compré la general porque no me interesaba tomarme una foto si no solamente disfrutar del show.
La cosa es que llegué al lugar del show a las 20:20 (Pensando que había llegado tarde y que no iba a conseguir un puesto cercano pues, al escenario), aún no dejaban entrar a la gente y la fila era bastante bastante larga, afuera del local. Cabe mencionar, que estaba lloviendo y era invierno, por lo que el frío era un tema serio.
Mojándonos y llenos de frío, se hicieron las 20:30 y aún no dejaban entrar a la gente, sólo a los meet and greet. Se hicieron las 20:40, las 20:50 y nosotros ahí afuera, mojándonos, hasta que a las 21:00 nos dejaron entrar.
Entramos y nos dimos cuenta que, no habían sillas, no había nada para sentarse y la logística en sí estaba MUY desordenada, arrugando ya la cara decidimos, con los pies dolidos, quedarnos a ver el show, el cual suponíamos que pese al retraso ya iba a comenzar (error)
Esperamos hasta las 21:50 (El show comenzaba a las 20:30) y ya a esa hora quisimos hablar con alguien de la productora.
La persona de la productora, al explicarle nuestra inconformidad acerca de la hora y de la ausencia de sillas, nos dijo, de manera muy patana y despectiva, que “Los shows nunca comienzan a la hora que dicen las entradas sino que a esa hora es que abrían las puertas, y que con respecto a las sillas, ustedes pagaron una entrada general y esa es la más barata, por ende esto es lo que tenemos para ofrecerles”
La verdad es que nos enfadó muchísimo, más que nada por que, en ninguna parte advertían que sólo tendríamos sillas si pagabamos el meet and greet, que básicamente era un “vip”, ni tampoco que el show comenzaría a las 22:30 y que tendría que esperar 2 horas parada a que comenzara. También me decepcionó un montón que, veía a mi alrededor, y parecía ser sólo yo la de la inconformidad, no disfruté para nada el show y tengo pésima idea hoy en día de la productora y del comediante. Y nunca lo mencioné por que al ver a todos disfrutar del show y al comediante nunca disculparse por lo sucedido… Pensé por un momento que era demasiado exigente, demasiado inconforme y que pues, estaba realmente pidiendo demasiado para lo que pagué (que, mil pesos más, y mil pesos menos, yo creo que nadie debe menospreciar el dinero de nadie)
Ojalá alguien de la productora “La Sordera” pueda ver esto y poder tomar de la mejor manera mi comentario, realmente sé lo que es comenzar y emprender en otro país y sé que todos damos mucho amor por nuestros negocios, pero hay que saber escuchar a la gente, “El cliente compra por sus razones, no por las tuyas”
Saludos
Hola Liseth. Mil gracias por darme tu feedback.
No estuve en ese show, porque lo recordaría claramente. Pero he estado en otros donde también los artistas han iniciado más de una hora tarde, cuando desde que llegué acá lo normal es que los eventos empiecen a la hora que está indicada en el ticket.
Siempre que la crítica sea constructiva, el buen empresario la sabrá tomar para bien.
Hola Jorge, apoyo totalmente la publicación de este artículo ya que en mi opinión la responsabilidad de ejercer un negocio va más allá de resolver un tema económico. Veo que no hay responsabilidad de los emprendedores (o los que intentan serlo sin menor idea de lo que todo lo que engloba la palabra “emprender”). Particularmente pienso que el Venezolano en general no suelta el chip de la situación económica Venezolana, he tenido pésimas experiencias (en pocas chances ya que no suelo pedir o comer demasiado fuera) donde a última hora me aumentan el precio del producto, me dan excusas de que “no consiguen material” (intuyo al precio que tenían previsto), falla la calidad y no lo reconocen, compro hoy un producto y exactamente a la siguiente semana lo encuentro 100 o 200 pesos más costoso, y uno pudiera decir “el tomate, la cebolla, la fresa varía según la época etc, pero así como aumenta en algún momento baja, todavía no he visto el primer Venezolano que baje el precio de su producto y esto le hace tanto mal a la economía que contribuye a crear el mismo desastre del que venimos donde el valor de un dolar no oficial hace que todo se dispare. Aquí no existe ese problema y pienso todo emprendedor que desee hacer un negocio debe aprender e informarse responsablemente en cómo manejar sus precios e índices de ganancias lo cual también repercutirá en la experiencia del cliente. Éxitos!
Hola Jorge.
Muy de acuerdo con tus palabras. También me ha pasado eso de ver fluctuaciones seguidas en los precios.
Gracias por compartir tu opinión 🙂
Hola Jorge! como siempre excelente y preciso tu artículo.
No vivo en Santiago por lo tanto no he podido comprobar ni puedo dar una opinión con respecto al tema, pero siempre he pensado que si vas a hacer algo, hazlo hazlo bien no por hacerlo y en estos tiempos donde la satisfacción del cliente es fundamental no se puede andar por ahí improvisando y mucho menos traer el mismo pensar o las mismas malas prácticas que tenemos en Venezuela , se supone que venimos a mejorar eso.
Muchos éxitos en tu proyecto y que el universo te ponga en el camino gente con tu mismo pensar y profesionalismo.,
Saludos!
Considero que como Venezolanos que somos, coincido contigo en la forma de abordar el punto, el cual va mas hacia la autocritica constructiva que a la recriminación. Precisamente porque me interesa que como comunidad resaltemos por lo bueno, no solo a nivel social o cultural sino como profesional pues los comerciantes y emprendedores son profesionales en su labor. Siento que es nuestro deber hacer la critica (positiva o negativa, por que lo bueno también hay que resaltarlo), siempre para resaltar los puntos que podrían ser potencialmente desastrosos o virtuosos en el emprendimiento, lo cual al final de alguna manera u otra nos va a afectar como comunidad, ya que siempre es mas fácil hacer la referencia en base a la nacionalidad, pues es lo que nos distingue como sociedad heterogénea. Y tal cual lo has hecho, pues así como dijiste un ejemplo malo, también diste otros buenos. Gracias por ser un punto de reflexión en esta nueva etapa para muchos paisanos.
Éxito en tus planes. Fuerte abrazo.
Gracias por tu mensaje Oscar.
Claro, la idea es ser objetivos. Intento que la negatividad no se apodere de mis artículos, entonces siempre busco cosas positivas para compensar cualquier cosa mala que pueda estar exponiendo.
Dando en el clavo nuevamente… Éxitos en esta etapa
Gracias Vladimir 🙂
Es muy cierto, he conocido sitios que casi que es un favor que te hacen, al venderte productos venezolano, nos espero ser halagada, pero si espero una buena atención, y es frustrante porque no somos así, claro casos específicos pero que igual es necesario que mejoren, porque lastimosamente nos etiquetan a todos. Lo ideal es ser referencia de atención y calidad.
Así es Mabel. Esperemos que abran los ojos, si no, la competencia se los llevará por delante.
Excelente artículo. Y ellos mejores deseos para tu Proyecto
Gracias Yoha 🙂
Hola Jorge.
Buenísimo tu artículo. Siempre te leo.
Nosotros (mi esposo y yo) tenemos como meta tener un negocio propio en Chile y nuestro objetivo es ofrecer al cliente calidad. Esperamos un día lograrlo, y tu y todo el que sea atendido se sienta valorado y tengan, como tu dices, una experiencia positiva.
Gracias por contarnos tu experiencia.
Gracias Eucaris 🙂
Espero que todo te salga bien en tu idea de negocio.
Hola, ciertamente tienes toda la razón, lamentablemente creo que hay una visión de que hay que consumir sí o sí sin importar siquiera la calidad y los empresarios lo saben. Coincido además con otro comentario acerca de los precios que me parecen abusivos y no lo justifico que sean importados, pues muchos se están fabricando en Chile. No es posible que un pan de jamón tenga el mismo costo que una cena completa en un restaurante de gama media, o que una hamburguesa de delivery tenga los mismos costos y por tanto el mismo precio que una de Jhonny Rockets por ejemplo. Creo que hay que llamar a la reflexión y recordar a los compatriotas que en primer lugar son muy pocos los venezolanos con alto nivel adquisitivo y segundo que no estamos en Venezuela así que hay que ganar el dinero con paciencia y esfuerzo. Por último y no menos importante notemos como sólo en negocios venezolanos hay inflación. Suben los precios sin justificación alguna. Saludos
Hola Ricardo.
Creo que el tema de los precios es mucho más fácil de lo que la gente cree. En una economía sana, quien venda muy caro, vende menos porque va a haber competencia que venda a menor precio, así que tu elemento diferenciador debería ser calidad, atención, fidelidad, etc.
Escribí un artículo con respecto a ese tema que puedes leer aquí.
Totalmente de acuerdo contigo Jorge, de hecho, me ha pasado en varias oportunidades, que bueno que por fin llevas ese tema a la mesa, comparto lo que dice otro usuario, están mas enfocados en resolver el día a día de su vida en Chile que en brindar un servicio de calidad.
Mi esposa y yo ya optamos por hacer esos platos típicos nosotros en mismo en vista de esta circunstancia.
Y para delivery, tomé la opción de pedidos ya, un tiro al piso como dicen.
Saludos.
Gracias Jorge por dejar tu comentario 🙂
Excelente articulo Jorge, nos sirve mucho leer esto, ya que mi pareja y yo somos emprendedores en santiago con un negocio de comida (solo delivery por ahora) que se llama PICOTEOSJM (en instagram y facebook) y pensamos exactamente lo mismo, y no es la cantidad de clientes que puedas llegar a tener sino la calidad del servicio y por supuesto del producto que le puedas ofrecer a tus clientes, ya que si eso es bueno, el negocio solo, ira creciendo poco a poco, por otro lado queremos desearte mucho exito con ese restaurant que tienes en mente!! excelente idea y emprendimiento.
un abrazo!
Me alegra muchísimo que haya emprendimientos con la calidad de servicio como bandera 🙂
Éxito en su negocio, pasaré por su Instagram para conocerlos.
Jorge, tengo aproximadamente año y medio leyéndote, ya una vez aquí, con todos los trámites hechos gracias a tu guía, y al apoyo de mi hermano claro, aprovecho la oportunidad para agradecerte por tu tiempo y tu buen criterio para plasmar lo que siempre necesitamos leer y saber, ese proyecto te va a quedar de rechupete! Saludos
Maru, muchísimas gracias por dejar tu comentario 🙂
Amén.
Excelente post como siempre, Jorge! completamente de acuerdo contigo…. Espero también que tengas éxito con tu emprendimiento, sin lugar a dudas será un referente de calidad y excelencia!
Abrazo grande!
Gracias Daniel.
Me alegra que te haya gustado el artículo.
Ya pasamos de la época de la atención/servicio al cliente a la de valorar la experiencia en todas sus dimensiones. Es lamentable que las peores experiencias que he tenido acá en Santiago han sido en locales de comida de emprendimientos venezolanos, ya que pareciera que se preocupan más en el volumen que en la experiencia (visión totalmente transaccional). Esto, sin dejar de lado a los que te dicen que como eres venezolano deberías estar ya acostumbrado a que “somos así”, tomándolo desde lo negativo. Tal como dices, si siguen pensando que “como hay suficiente público venezolano, si uno se va, vendrá otro” no les garantiza éxito futuro.
De acuerdo contigo Daniel.
Con tu actitud positiva y tu compromiso por hacer las cosas bien seguro ese lugar de encuentro sera todo un éxito Jorge.
Y para nosotros los venezolanos que queremos lograr nuestras metas en Chile y que nos ayudamos con tu invaluable apoyo espero podamos disfrutarlo en un futuro cercano.
Gracias Carlos.
Será un proyecto muy bonito. Aún no tiene fecha, pero ustedes serán los primeros en enterarse.
Excelente artículo Jorge.
Creo que este problema parte, en la mayoría de los casos, de la poca cultura de servicio al cliente a la que estábamos acostumbrados en Venezuela durante los últimos años. No es para excusar a aquellos emprendedores que pecan de ésto, sino para conocer la raíz del problema y así poder atacarla. Veo muchos venezolanos migrando que se traen costumbres de Venezuela, completamente entendible, pero así como se traen las buenas, se traen las malas también. Durante los últimos 10 años en Venezuela se vive con el: “esto es lo que hay y si no te gusta te vas” y la poca oferta de servicios/productos nos acostumbró a conformarnos con lo que hay. Muy poca gente reclama cuando un servicio es pobre o malo, el cliente dejó de “tener la razón” hace mucho tiempo y lo peor de todo, el cliente cree que no tiene voz, asi que nos acostumbramos a no decir cuando algo no nos gusta porque sabemos que no van a hacer nada por mejorarlo o simplemente es la única opción que existe. Necesitamos cambiar ese chip de que no tenemos voz como cliente. Entender que si bien el emprendimiento está arrancando no hay porque ignorar aquellas mejoras que podamos aportar, sino aprovechar precisamente que están iniciando para, de forma respetuosa, aportar toda la crítica constructiva que consideremos pueda ayudar. Dejar de conformarnos con poco y entender que ya estamos en un mercado abierto, donde hay muchísima oferta y que precisamente esa oferta es la que genera la sana competencia que hace mejorar el servicio o producto que cada quien ofrece. El emprendedor tiene que internalizar que está en un mercado mucho más competitivo y que cualquier acción positiva, adicional al producto que ofrece, puede convertirse en el factor que lo diferencie del resto y lo haga exitoso.
Queda camino por andar, desaprender todas las malas costumbres que utilizamos para sobrevivir estos últimos años y así volver a ofrecer productos y servicios de la más alta calidad, tal como estábamos acostumbrados hace más de 15 años.
Excelente artículo. Como emprendedora tomo tus críticas constructivas para seguir prestando un mejor servicio a mis clientes, ya que no hay nada mejor y satisfactorio que una buena atención y una sonrisa. Saludos.
Me alegra que así sea Jhoimey 🙂
Gracias por leerme.
Excelente articulo Jorge!
Algo que tambien se puede mencionar es que los precios que manejan los venezolanos desde el minuto 1 que inician su negocio son exorbitantes en comparación con el resto del mercado… lo cual en corto plazo les empieza a jugar en contra habiendo lugares mas baratos y con mejor atención (que es al final lo que hace que uno vuelva al lugar sin importar el precio que se tenga que pagar)
P.S: existo con la idea del restaurante
Hola David.
Estoy de acuerdo solo hasta cierto punto… Aunque aún no estoy sumergido en la estructura de costos, sé que como buena parte de los productos del menú venezolano son importados, los precios se ven afectados por esto, sobre todo el queso, la harina, chocolates y refrescos.
Excelente artículo, lo que comentas de la experiencia es tan importante, ojalá que muchos de los nuevos emprendimientos puedan entender que esto va más allá de vender un producto . ¡Te deseo mucho éxito con tu nuevo proyecto!
Muchísimo más alla de vender un producto 🙂
Gracias por dejar tu comentario Melany. Amén.
Totalmente de acuerdo…
🙂
Mis kilos de mas no hereditarios, admito que me gusta comer (en especial comida callejera) llegando a tener vivencias como para escribir un libro o tener algún show foodie. En mi tiempo en Chile he visto con preocupación y a veces con molestia cómo gente llega a montar puestos de comida a mi parecer sólo pensando en resolver su situación económica sin importar que tenga a un comensal satisfecho. Lo viví con los panes de jamón y otras preparaciones de la época decembrina al punto de terminar de convencerme en el lema “Hazlo tu mismo!!!”.
Hola Janluis.
Así es… El servicio al cliente hay que respirarlo. A mí me ha pasado lo mismo que dices del pan de jamón y he aprendido a hacer preparaciones que antes no hacía, solo porque no estaba satisfecho con las opciones que había en el mercado.
Simple, preciso y a la vena.
Sin duda alguna le has dado “la chuleta” de en dónde realmente se deben enfocar los emprendimientos emergentes de los paisanos.
Te felicito Jorge, y de seguro que seré uno de los clientes frecuentes de tu restaurante.
1 fuerte abrazo.
Gracias Williams.
Es un proyecto que tengo desde hace tiempo en mente y que ya me convencí de materializarlo, solo que no hay apuro e iré paso a paso.